MENTIDOS

Jesús de las Heras | Opinión | Política | ¿Qué es una mentira?, a veces nos preguntamos. Lo que hacen los mentirosos, claro. Pero para que el embustero tenga éxito, tenemos que ser ingenuos o crédulos. Así es el pueblo español: tan crédulo que en todo el país la gente cree que en España viven diversos pueblos. Aunque una vez, hace milenios, hubo pueblos diferentes aquí, aquello se debía a la falta de comunicación entre los diversos grupos humanos que estaban separados por cadenas montañosas, y la falta de comunicaciones rápidas entonces. Pero ahora los medios de locomoción soy muy veloces y los de comunicación son instantáneos, y eso nos permite comunicarnos con los que desean comunicarse sobre lo que se debe hacer para tener una vida mejor y más fructífera.

No obstante aparecen los que dicen que son progresistas para que se aplauda todo lo que ellos hacen, sin tener en cuenta lo inoportuno o perverso de lo que hacen, porque todo se hace por el progreso. Pero ¿qué es el progreso?

Ciertamente el progreso no es decir que uno es progresista. El progreso significa vivir mejor, más cómodo, sin que nos falte nada que necesitemos, y teniendo el suficiente tiempo libre para hacer lo que uno desea hacer. Pero ¿tenemos eso ahora en España?

Entre nosotros ahora están los que dicen que no es bueno ser español. Hasta la palabra España no conviene decirla, que la bandera de España es solo un trapo, que el himno de España es un canto al Dictador Franco, que ese hombre fue malo y perverso, y que hay que ignorarlo todo lo de él y su malísimo régimen.

Sin embargo, en lo esencial este régimen político que tenemos ahora en España no es diferente al que había en la época de Franco, excepto que entonces uno se sentía orgulloso de ser español, uno cantaba con sentimiento el himno de España, se respetaba la bandera de España, y no se mentía sobre nuestra historia. En breve: todos estábamos orgullosos de ser españoles. Pero ahora estar orgulloso de España es ser fascista, según muchos indocumentados intelectuales. Pero lo importante: que el pueblo ni elige ni pone ni depone a sus representantes, es tan verdad ahora como entonces. En aquella época el pueblo era lo de menos, y aunque, decía el gobierno, todo se hacía por el pueblo, ni se le consultaba ni se hacía en su nombre. Ahora se hace todo en nombre del pueblo, pero sin el pueblo. Más o menos igual que durante la época del Despotismo Ilustrado. Pero desde el siglo 18 el pueblo español ha crecido, y debería tenérsele en cuenta. Je, a veces, viendo las noticias, pienso que este Despotismo Ilustrado de ahora ha añadido una segunda coletilla: Todo por el pueblo, pero sin el pueblo, aunque sea en contra del pueblo. Pero, ¿saben ustedes? El pueblo que tolera eso, es un pueblo que se merece eso. Al poder le interesa que nosotros estemos discutiendo, hasta en el seno de la familia, entre progresistas y fascistas, entre socialistas y peperos, entre liberales y progubernamentales, para no ver dónde está la auténtica confrontación: los de arriba y los de abajo, los que mandan y los mandados, los mentirosos y los mentidos, los que cobran y los que pagan. Que manden los rojos o los fachas es irrelevante, pero que nos saqueen el bolsillo para montar instituciones ideológicas de nulo provecho para el ciudadano no lo es. Pero resulta que todos los que critican al gobierno son fachas de la fachosfera, y hay que conseguir como sea que los fachas del PP o los súper fachas de VOX nunca lleguen al poder. Todo con tal de que la derecha no mande. Aunque sean hambre, sudor y lágrimas.

Por lo tanto España está llena de fascistas que no dejan de criticar al gobierno elegido por el pueblo aunque perdiera las elecciones y haya tenido que pactar con el diablo para seguir en el mando, y por lo tanto los progresistas —principalmente los que empeoran las condiciones de vida de los españoles— sobran en el país, y deberían abandonarlo…, para alivio de los demás españoles. Y entonces ya no tendríamos que pagarles un salario elevado por sus dislates como gobernantes. Si no, los españoles seguiremos siendo unos mentidos sin remedio, esclavos de palabras huecas, y trabajando para el gobierno la mitad del año, de forma que este pueda seguirse gastando nuestro dinero en tonterías en lugar de mejorar la sanidad, la educación y la defensa, como dicen que hacen pero deberían hacer.