CUANDO UNO NACE…

María García | Opinión | Cartagena | Cuando uno nace, nadie viene a explicarle “¡hombre chaval! ¡Has venido a nacer en la mejor tierra del mundo!”.

Cuando naces, lo único que en ese momento tienes de arraigo, es el vientre de tu madre, y entonces… ¡tú tierra! En mi caso yo vine a nacer en casa, no, no me dejaron abandonada en la ventana en un sexto piso de la antigua calle Castillo de Olite (hoy Tierno Galván) como le dijeron a mi hermano, que por aquel entonces tenía 5 años. El pobre se asomó a la ventana y miró hacia abajo “acojonado” y resopló diciendo “¡pues no se ha caído de milagro!”

Cuando uno nace en la mejor tierra del mundo, y me da igual que haya tantas “mejores tierras del mundo” como ciudades, pueblos, aldeas, etc. para mi, mi tierra, es la mejor tierra del mundo; y a lo que iba, cuando uno nace en la mejor tierra del mundo: nadie se acerca a su oído y le susurra: ¡chico! ¿Pero tú sabías que has venido a nacer en la tierra de el mismísimo Isaac Peral? ¡Inventor del submarino! El primer submarino que funcionó, totalmente eléctrico, y con la novedad de tener lanzatorpedos.

Tampoco le dicen a uno que ha nacido en la cuna de las Escuelas Graduadas, y que por ello llaman a Cartagena la Covadonga de la enseñanza, y que el mismísimo Unamuno vino a poner la primera piedra rodeado de grandes personalidades de la época, lanzando un discurso magistral.

Uno nace, y no sabe que su tierra fue lo que llaman “un crisol de culturas” en la que anduvieron mastienos, tartesos, fenicios, romanos, bizantinos, musulmanes, castellanos… uno no sabe lo que ha pasado por debajo de su espalda (porque claro, recién nacido no se anda) una tras otra un montón de culturas, durante al menos tres milenios, y que ahí, en esa misma tierra, están los restos, unos excavados y otros no, de todas esas etapas de la historia de su tierra, que fue capital de España, y donde está escrita, capa sobre capa de tierra, gran parte de la historia de España.

A uno no le cuentan que en su misma tierra, dos milenios atrás, anduvo un tal Aníbal Barca, quien a lomos de, ni más ni menos, un inmenso elefante y acompañado de cientos más de ellos, tuvo el coraje de lanzarse a la conquista de Roma, en la segunda guerra púnica.

Tampoco te cuentan que dicen que un tal Polibio, que era un historiador griego, iba contando por doquier, que en un cerro llamado hoy en día “El Molinete” el contempló unos “magníficos palacios” atribuidos al general Asdrúbal Barca.

Tampoco le dicen a uno, que su tierra vivió y sufrió el Cantón Cartagenero, allá por el año 1873, y que en su tierra se acuñó moneda, y se produjo el primer sufragio de la mujer y la primera jornada de ocho horas.

Cuando uno viene al mundo, no sabe que su tierra ha dado más de un académico de la Real Academia de la Lengua Española, ni que fue un punto neurálgico desde el que se comerciaba por todo el Mediterráneo, un lugar de embajadas y consulados, de marinos, un lugar que fue el punto más importante de la costa marítima de España y que alberga la provincia marítima de Cartagena y que ondea una magnífica bandera roja, cruzada en blanco.

Cuando uno viene a la tierra, y tiene la suerte de caer en un lugar tan maravilloso como es Cartagena, no sabe que le espera una vida con Historia, en un lugar de la mar, en una tierra con un campo de llanura tan extensa que forma la Comarca del Campo de Cartagena. Un lugar que no le dejará indiferente.

Y es que, cuando uno nace, lo primero de todo, es que aún no ha aprendido a hablar cartagenero. Por eso cuando uno viene al mundo en Cartagena, pues resulta que simplemente viene a formar parte de ésta gran familia que somos los cartageneros y que, a falta de que estas historias se cuenten en las escuelas, lo que difumina nuestra historia, el tiempo le dará a conocer ese pequeño gran pedacito de tierra, que es #Cartagena.

Un saludo,

María García – Cartas del lector.