“La Jungla Derrotista, el Montaje Calculado”

Reflexiones de José Juan Cano Vera | Su entierro, afortunadamente en la intimidad. Su muerte conmocionó el arranque de la campaña electoral, y allí estuvieron todos los testigos de cargo y descargo. Hasta Pedro Sánchez con cara de tipo triste, compungido. El mismo que se había cepillado de las listas, nacionales, regionales y locales a los «felipistas». A González le decía: «los tuyos ya están muertos, a los míos los están matando».

Metáfora, rumor pero de ningún modo noticia falsa. Rubalcaba le gustaba seducir para borrar la imagen de conspirador, su lado opaco que hacía temblar a los etarras desplegados por media Francia, vecina y aliada. Fue un político en estado puro, al modo hispano de un Fouché, mal enemigo para los malos. Confieso la curiosidad sentida a mi edad, cuando juego la prórroga de la vida con 83 años, con luces y sombras, en la que la mitomanía me estorba en una nación que desde los años de Fernando VI y Carlos III se ha ido apagando entre los escombros del magnífico edificio que se derrumbó con la Segunda República, no por obra de Franco, sino de los mismos que hoy tratan de dinamitar, como en Asturias, la Transición, previo paso para levantar otro edificio que amenaza nuestra existencia como país. Ya dominan los medios de comunicación a los que pagan con nuestro dinero y el que llega de la derecha económica que busca la sombra del poder, los mismos personajes que alientan el «proces» catalán, dentro y fuera de nuestras fronteras.

No, no vivimos los españoles en el país de Alicia, el de las maravillas, sino en el de las grandes contradicciones, manipulado. En crisis de valores hasta tal punto que cuando se nos muere un gobernante nos sentimos inmersos en la amargura y se montan despliegues informativos de ESTADO, para elevar el crédito de la masa política. De la que desconfiamos.

Ha sido el caso de Rubalcaba, como en otros años decisivos enterramos a Tierno Galván, el viejo profesor, dando espectáculo con carroza tirada con caballos de lujo. Se nos va el tiempo, con peliculeros, pero sin embargo se acumulan situaciones inverosímiles como que hayan desaparecido del mercado farmacéutico unas 500 medicinas, algunas de capital importancia. O se descubre que al menos, que sepamos, han fallecido ocho seres humanos por las colas en los hospitales de la región, lo que es un fallo presuntamente delictivo, similar a lo que ocurre en la Venezuela del populismo del dictador Maduro, e imposible en una potencia europea del siglo XXI.

Si, vamos en retroceso y ahí los tenemos en campaña electoral, proclamando que nos van a salvar o asistiendo colectivamente al sepelio de un gran hombre que fue marginado por sus propios compañeros de partido para evitar que presidiera un Gobierno de Coalición. Brutal contradicción en una DEMOCRACIA DESGASTADA POR TODOS,  deontológicamente insufribles. Es cierto, nos están llevando a una nación de derrotistas y derrotados. Quizá la cruz de la moneda que nos ofrecen ellos. Sabemos, por experiencia propia en nuestras carnes, que un pueblo desmoralizado y en franco pesimismo llega a ser víctima de una Dictadura perfectamente urdida y diseñada por los depredadores y los extremismos sectarios. Así pues, atentos a los próximos resultados electorales. Nos jugamos el  pellejo de la piel del toro engañado por la muleta de novilleros en una plaza llena de un público que ha pagado caro  sus impuestos  millonarios a cambio de entradas  falsas.

!!Ah, no olvidemos que el mayor enemigo de la Región que hemos tenido hasta hoy ha sido la Moncloa, sus inquilinos y sus satélites y franquicias, las delegaciones del Gobierno en las Comunidades Autónomas, sin que los partidos nos apoyen deicidamente. O dado la cara por nosotros, los súbditos!!

Ante  ustedes el póquer de ases del bipartidismo. Quizás falte la fotografía de Valcárcel, el  comodín. Y de Conesa, el amiguísimo. Repartidor de jamones  del Guadalentín.

  • José Juan Cano Vera