PREPARANDO EL PELOTAZO – J.E. Palmis

Juan Eladio Palmis | Cartagena | Opinión | En muchas ocasiones desde este digital, serio y comprometido con la ciudad ya por varios años, haciendo de oposición real en muchos de los temas, estamos señalando que desde el ayuntamiento, el primer enemigo número uno de la ciudad, no existe ni se le espera otra intención política que la zona contaminada de Potasas y Derivadas, mal barrida y con la contaminación letal bajo las alfombras, se construyan viviendas, pasándose todos los requisitos legales por los compañones, algo habitual en un ayuntamiento que no debería hacer elecciones, porque todo el edificio municipal es un maquillaje, donde no se decide nada que previamente no haya pasado por la “comisión caciquil”, que lo controla todo.

Y si no existiera gente que sin hacer aspavientos amorosos hacia Carthagena, plumas de lógica y honorabilidad, y por eso, todos y cada uno de los sucesivos gobiernos municipales, jamás han tenido la decencia sabiendo que un digital necesita anuncios y ayudas para poder salir adelante denunciando todos y cada uno de los desmanes políticos, sean del color y la cuantía que sean, nunca han contribuido económicamente dentro de la legalidad vigente, a que el digital siga su camino de ir apartando piedras para que todo ruede lo mejor posible.

En tiempos que para nosotros quedan muy lejanos, hubo dictadores con nombres y apellidos, no escudados como ahora en partidas bandoleras, que llegaron a organizar batallas navales en tierras de la tierra adentro, a gente que la mayoría de ellos por no ver no habían visto ni la mar.

Carthagena que como es su estilo y nadie se lo pide, organiza un encuentro musical, que no sabemos el dinero que nos cuesta a los vecinos que no tenemos un bar; pero sí vivimos los días que dura un verdadero infierno que afecta a los nervios, debería de tener ya buscado, si tan fundamental es el encuentro musical para la vida económica de la ciudad ¿O solo es a muy pocos? Un lugar que no destroce nada y que no afecte a los vecinos, no una imposición ilegal caciquil, de que para los vecinos sean los ruidos insoportables, y los organizadores se lleven limpiamente los beneficios sin que nadie le exija un balance municipal en caliente de los beneficios obtenidos y los perjuicios creados, por una chapuza del mismo estilo de querer simular una batalla naval en seco, o querer Carthagena jodiendo un evento que atraviesa la frontera de la legalidad y la calidad de vida, y no precisamente durante unas muy pocas horas.

Pero muy poco se puede esperar de un ayuntamiento, que tiene por la mano redentora de un ayuntamiento dirigido por los “buenos”, a una ciudad de más de doscientos mil habitantes sin ferrocarril, y que un servidor sepa, no se le cae la cara de vergüenza a las sucesivas corporaciones municipales que han comprendido, como todos nuestros antepasados, que la velocidad del ferrocarril era muy mala para el corazón.

Uno ya no sabe si es que, en Camariñas, Hellín, el Puerto de Cartagena que empleó millones en un lugar tan lejano para su competencia de ayuda a la navegación, hizo una pelota con pelos de gato, y al estar todo atado y bien atado, cualquier viento soplador pueda traer “pelillos” a la mar, y la solución que da paz y tranquilidad es, que al margen de otras consideraciones, el camino más corto y rentable, es el autobús y un ferry por Alicante, vía Barcelona.

No tengo esperanza alguna basado en la experiencia de lo vivido en Carthagena que desde el ayuntamiento se llegue más allá de lo escrito en el manual católico de perfecto vecino, que todavía está muy contento con el reciente hecho que la túnica y el capirote no ha habido que ni tocarla de lo propio que le caía. Y el hecho que no haya tren según concienzudos estudios realizados desde el ayuntamiento, cedidos a  una empresa privada para que lo realice, solamente en burrico se espera la presencia de trescientos mil turistas, a los que habrá que sumar los que vengan en mulas, y señores de a caballo.

El único organismo serio (nada de risicas) que tenemos en Carthagena,  es el puerto, que hace unos quince días dijo que el puerto va de mal en peor, y ahora dice que todo va cojonudo. Es más, sin echar ni un borrón manifestó días atrás las perras que tiene libre para gastar.

Señor ministro Óscar Puente, por favor dedique unas horas a Carthagena, que lo que reluce no es oro, sino agua de cloaca con algún pedazo de papel de aluminio.

Salud y Felicidad sin Otan. Juan Eladio Palmis.

Foto Portada: Juan Sánchez ©  – 6/2024.