FANGOLANDIA

EDITORIAL | REDACCIÓN |  La violencia verbal en este país de pasiones desbordadas, maniqueísmo eterno y políticos incultos, se ha instalado en nuestro país desde que PABLO IGLESIAS y sus seguidores, masculinos y femeninos, abrieron la guerra ideológica, un movimiento llamado populismo que se adhirió al sanchismo y que se reflejó en el Parlamento y el Senado. La violencia dialéctica ha dado paso al golpismo del 81 y al golpismo catalán y las acciones criminales etarras, cuyos sucesores son aliados del Gobierno de Pedro Sánchez.

La crisis de la incultura que se llama bipolaridad ha llegado tan lejos que recientemente un ministro de la confianza absoluta de Pedro Sánchez acusó al presidente argentino de ingerir drogas, ocasionando un choque diplomático que  se ha enquistado en los últimos días cuando la esposa del presidente español ha sido calificada de corrupta.

Llueve sobre mojado porque Sánchez hace semanas se retiro a meditar, durante cinco días, porque su esposa ha entrado en un proceso de investigación judicial, como es razonable en una democracia avanzada. Nuevamente esta señora está siendo utilizada en pleno proceso electoral de perfiles bipolares por su marido, tratando de sacar rédito, error grave porque no es un bien de estado, y porque la coalición populista irracionalmente ha rebajado las condenas  a los que insulten al rey, queman banderas y permiten en el parlamento todo tipo de groserías, hasta gestuales.

Nada nuevo, también Alfonso Guerra llamó a Adolfo Suárez tahúr del Misisipi y hablaba de la madre que parió a España. También los medios de comunicación han contribuido a la tensión, especialmente en esas tertulias disparatadas protagonizadas por gente sin el suficiente nivel para dar  lecciones, que se ofenden entre sí. Es evidente que vivimos en una fangolandia en un sistema que hace peligrar el estado del derecho y de bienestar, embarrado por la política.

Pesimismo a la vista de que la violencia aumenta hasta en las calles y en los hogares, ayer un abuelo mataba a sus nietos, y se suicidaba, y los mayores aumentan en la soledad absoluta, es la otra violencia, la sicológica, como algunos telediarios vomitando malas noticias y cine brutal. Y ningún medio oficial condenó a la ministra Montero cuando acusó a la esposa de Feijóo de un negocio familiar, que resultó ser un bulo, infundio.

FOTO-REFLEXIÓN: “Las ovejas pueden caer en el lodo; pero solo los cerdos se revuelcan en él” – (Imagen generada por AI) – Foto Edición: Juan Sánchez.