Opinión/Juan Sánchez/#15M.- Hay una palabra que a todos asalta la mente cuando pensamos en la política: mierda! No son conclusiones de cierta clase social, que va, es la imagen más popular. El pueblo, esa raza inferior siempre al servicio de los vicios de esos hijos de un/a dios/a por nominar. Algún ‘avispao’ habrá relacionado el título del presente con aquello de los hijos de la gran… y no dejará de tener razón. Por ahí van a ir los tiros en un noventa y nueve coma noventa y nueve por ciento; esa centésima de confianza la dejaremos aparcada por si alguno demostrase ser merecedor de tal; cosa que dudamos constitucionalmente.
Queréis que hablemos de política nacional: mierda! Comentamos sobre política regional: mierda! Puntualizamos sobre asuntos municipales: mierda! He ahí un claro ejemplo de la versatilidad de tal acepción que, según el mamotreto de la RAE, vendría a ser algo así: 1.- Excremento. 2.- Suciedad, inmundicia. 3.- Hecho o situación que repugnan, como la existencia de vicios o delitos. 4.- Cosa mal hecha o de mala calidad. 5.- Persona despreciable, etc… Y aún siguen más posibilidades de la real academia española de la lengua española que daremos por obvias y archiconocidas, pero da la pista final en la celebérrima expresión de “mandarlos a la mierda”. Sabio consejo, no os parece?
Y bueno, que dirían los ‘porteños’, qué podríamos hacer nosotros pueblo soberano por los güitos del profeta?: ‘na de na’. Pero hombre, tanta largada para dejarnos al borde del misterio. Siéntelo servidor más que nadie en el mundo obrero; harta tengo la boca, las teclas y el espacio intersticial de largar palabras que siempre quedan en nada cuando enfrentan al ancho mar. Quejas, berrinches, cotilleos y demás familia, son santos de la devoción popular henchida de ínfulas delante de una ‘rubia’, y cagados –otra vez la mierda- justo al la vuelta al hogar. Este país de zambomba y pandereta con esa revolución siempre pendiente, siempre estacionada en la estacionalidad del coraje y la falta de tiempo tras la siesta, el cabronazo del jefe y el mucho trasnochar. Por no aventar los peleles de Goya en ese cielo negro que se cierne desde Fisterre a Gibraltar…
Tuvimos nuestras plazas repletas de ilusión, cinco años ha. Tomamos las calles, reinventamos la esperanza social. Y qué fue de aquel #15M, la Spanish Revolutión internacional, y la Democracia real? Descansen en la justa paz de una acuarela aguada; y de vuelta en esta desfigurada realidad. Indignación y cabreo son muy poco, muchos sentimos la inmensa decepción que resta tras la ilusión desmaquillada, y desmoronada cual fortaleza de naipes en el casino del gran capital. Por tal fecha, muchos encendemos un cirio de plástico in memoriam del sueño interceptado y vendido a los mercaderes de la conformidad. Quisimos poner nombre a lo que no se puede nombrar y nos salió la RAE con la palabrica de siempre: y una real mierda! Y esta des-democracia de la Españistán, siguió adelante en los mismos bares de antes, en los mismos corrillos del cacahuete y la birra para extirpar la rabia, o para evaluar esas falsas cuitas de quien nunca supo cuando llorar. Todo, o casi todo, se perdió como lágrimas en la lluvia –Blade Runner– y salió volando la paloma eterna de esa paz y aquella gloria siempre por conquistar.
A tres días vista, “Nuit Debout” convocan manifestaciones por los siete rincones del mundo, y aquel invento que cruzó fronteras y fundo misiones para la libertad, #15M, agoniza en nuestras plazas dando las postreras ‘camballás’. El retorno de nuestras cabañuelas libertarias canta La Marseillaise, porque en Francia la revolución es una cosa muy seria, tan clara como que en ella va el futuro de sus hijos patrios, y tan incuestionable como una estrella apuntando hacia esa inquebrantable voluntad… “Allons! enfants de la patrie!…”
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Dedicado, con todo el cariño, a «J»… ‘Pos eso’… eternamente, GRACIAS!
Sureste Press 
¡Gracias! A todos los que me han mentido. A los que hablan de mí sin saber. A los que me han fallado una y otra vez. A los que me alaban frente a mí y me critican a mis espaldas. A los que han roto lo que me han prometido… (Deben estar tan orgullosos de sí mism@s)… ¡GRACIAS A ELL@S, HOY SOY MAS FUERTE!
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Los ideales y los idealistas no estamos de moda, Maestro. El pracmatismo materialista lo ha contaminado todo. Cambiar para mejorar suena a fechoría. Cual cabalgase aquel caballero fe la triste figura: «Cambiar el mundo amigo Sancho, que no es locura ni utopía sino justicia» Y cuando ves tanta injusticia, tanta gente sufrir o incluso morir por falta de humanidad en los parlamentos, te preguntas en qué clase de tipejos hemos delegado tanta responsabilidad social. Los ideales quizá solo fueron una marca de tabaco olvidada en el telar de los tiempos, quizá. Mil gracias colega, amigo, Maestro José Juan. Un fuerte abrazo. Juan Sánchez.
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Yo tambien a mis años me creí de todo corazón que la Primavera española no era un sueño, o el inicio de una movida pacifica de protesta llena de calor humano para levantar un Sistema de amor, aunque la palabra sistema ya no me gusta. Lo desprestigian todo cuando los políticos pisotean los jardines que cuidamos los que todavia somos unos idealistas, cada uno a su manera. En fin, me ha encantado el artículo, pero no desesperes porque todo irá lentamente pudriendose. No hay otra salida. Un saludo. CANO VERA.
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