«Comprobamos esa falta de respeto, en la elección de LÓPEZ MIRAS, cuando se permitió que Valcárcel se dirigiera a los militantes del Pepé, predicando lo bueno que fue su pontificado durante dos décadas»
El Ojo Público | Opinión | Este es un país en el que la falta de respeto se ha erosionado tanto, que ya es una crisis de los valores humanos. Demasiados no reparan nunca en la educación entendida como respeto y consideración a otros y otras, escribía ayer LORENZO SILVA, un gran escritor especialista en tocar temas nacionales, históricos y modernos: «Quien carece de ella no se para jamás a ponderar los perjuicios que con sus faltas daña a sus semejantes. Tampoco lo que a su propia existencia aporta, en términos de civilización, belleza y sentido, la educación que tienen y demuestran otros».
Debo reconocer mi predilección por la gente educada hasta en los detalles donde ni luce ni vende, aquellos de sensibilidad mamada. Decía Pesoa que para ser feliz es preciso no saberlo, para ser educado, igual, el respeto se viene perdiendo desde que el populismo ha incrementado su presencia en la vida española, especialmente en la vida política y en las relaciones de las parejas, donde el feminismo ultra ha hecho más daño que los seis virus, cuando los varones vivimos bajo permanente sospecha de un machismo que en España actúa por debajo de las 27 naciones de la Unión Europea, salvo en el norte. No consiento o al menos no tolero que me maltraten de palabra, obra o me cuelguen el teléfono, denota un bajo estilo o un estallido psicológico patológico como la ira, el rencor o el odio.
En la vida política es frecuente y en sus imágenes de los debates tertulianos donde lo soez es norma desagradable, y algunos y algunas,con los moderadores, pierden el control y nos castigan con escenas violentas. Nos pierden el respeto la clase política, esos partidos desacreditados y esos sindicatos cargados de un maniqueísmo ofensivo. Por ejemplo, aquí en la región, hace unos días, comprobamos esa falta de respeto progresivo, en la elección de LÓPEZ MIRAS, como candidato a la presidencia del gobierno autonómico, cuando se permitió que Valcárcel se dirigiera a los militantes del Pepé, quince minutos predicando lo bueno que fue su pontificado durante dos décadas. Que estuviera allí, bueno, pero hacer uso de la palabra fue una pasada impresentable, porque si la región más vapuleada del país, sigue siendo un farolillo rojo, él es uno de los mayores responsables. Y la imagen del pueblo murciano sufre también.
Digo que es una finura de cultura y espíritu mejorar lo que hemos heredado, y en las familias, donde los mayores han dejado de ser la estrella invitada a la película del amor, desde siglos, como manifestación humana, no religiosa. La estamos quemando y nadie hace esfuerzos para publicitar una crisis cada día más penosa.
Esa falta de respeto que hiere y hasta llega a matar, la sufrimos estos últimos meses con los grandes incendios que machacan a siete regiones españolas, nada igual al resto del viejo continente, la guerra humana contra la flora, la fauna y los grandes espacios verdes, unos incendios debidos a falta de cultura ecológica y social, un fuego que cada año crece aunque el presidente P.S. afirme que la culpa la tiene Putin y la pandemia, ellos ni hablar, hasta los precios que nos atormentan, hasta las medicinas en las farmacias que hacen su agosto, la controla desde Moscú.
- CANO VERA
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