“Las Cloacas del Periodismo, el Otro Rostro del Sistema”

Crónica de José María Quevedo | Madrid | Que existe una corrupción galopante en nuestro país, es ya viejo, nada nuevo bajo el sol,  lo comentaba ese monstruo de la Literatura española, Quevedo, mi primo lejano, con aquella frase histórica pero de verdad: «PODEROSO CABALLERO ES DON DINERO»  Hasta Jesucristo fue víctima, a cambio de treinta monedas que recibió el apóstol Judas. O Viriato, asesinado a cambio de nada porque Roma no pagaba traidores. Mentira. Todo es mentira, medias verdades y ocultaciones de la realidad. No nos gustó del todo el programa de la Cuatro TV dedicado a descubrir las cloacas del periodismo. Tuvo dos partes. Cuando tiraba de la manta, honestamente, el ex director del diario EL MUNDO, cesado fulminantemente, DAVID JIMENEZ, y la otra, cuando la voz en  off que ocultaba un rostro humano, se dedicó a hacer funcionar un maniqueísmo chapucero. Ni un asomo de RISTO que dirige TODO ES MENTIRA, hasta  él mismo prestándose a un juego cínico y comentando lo que todo el mundo sabe en el Madrid imperial, y hasta en la REGIÓN DE MURCIA, como han contado los digitales hermanos SURESTE PRESS y VMPRESS desde la llegada al trono de San Esteban el invicto Valcárcel Siso y sus comparsas, textos recogidos en tres libros del veterano colega Cano Vera, uno de ellos, el último boicoteado por El Corte Inglés, anoche mencionado en el reportaje televisivo, y una miserable sustracción de 400 ejemplares a manos de un mazarronero compinchado.

Nada y muy poco se dijo sobre si el periodismo corrupto existe, ejercido solo por personas, individuo por individuo, es porque sus empresas lo permiten, y bendecidos, porque al final y a la postre en un periódico, una emisora, una tele o un digital, nadie mueve un dedo sin consentimiento de los empresarios y los que están detrás de ellos. Un día, recuerdo, Emilio Romero, aquel gigante del periodismo del pasado siglo, le espetó a un joven colega  inexperto: «Mira chaval cuando quieras decir lo que te dé la gana, compra un periódico». Palabra de ley. Y los directores de los medios, cuando la dictadura y ahora, ejercen su poder como mandatarios de  los dueños. Hay a veces que saltan por los aires en sus cortas vidas profesionales. Se rebelan y cuentan lo que saben y han aprendido. Conozco a los expulsados del circo mediático.

En nuestra nación hay infinidad de cloacas, sumideros y pozos negros, en Murcia existen, desde la publicidad oficial como la procedente de las administraciones públicas hasta la mercenaria que reflotan medios o los hunden en la miseria.

Cuando llevaba visto casi media hora del programa sobre las cloacas de la prensa, intuí que se trataba de una maniobra de las castas políticas, y sobre todo para aliviar a la grey populista a punto de formar Gobierno con Sánchez, si es que el Espíritu Santo no nos echa una mano.

Ni una palabra de como se puso en marcha la SEXTA tv desde la Moncloa en los años de Soraya pepera, ni los millones que fueron a parar a El PAIS en sus momentos económicos más bajos, filial de la SER, y cómo se sostiene artificialmente los medios del Estado, autonomías y municipios. Silencio. Unos 80 mil millones de euros brutos.

Silencio generalizado en estos días sobre la supuesta trama en una empresa multinacional como ACUADMED con ramificaciones sospechosas, en la que se ve implicada la presidenta del partido socialista, con desfases económicos de hasta cuatrocientos millones de euros, coño, doscientos millones menos que la de Escombreras, hecha escombros en la comunidad autónoma murciana, que tanto añoro, aquí en mi retiro de soledad, ahora solapada en un juzgado que ha errado en el tiempo. No pasa nada, no pasará. El sistema no la dejará caer y seguirá pagando nóminas, prebendas, regalos, viajes en yate, subvenciones milmillonarias, chalets, pisos de lujo a políticos, jueces, empresarios, policías, periodistas púnicos, partidos, sindicatos, etc. etc. una muchedumbre arrojada a las piscinas cubiertas de escoria y dinero.

Nosotros, los del bando de perdedores hemos hablado y escrito, en el desierto español. Y nos apalean. Nos mean, pero dicen que llueve.

  • J.M. Quevedo